Blogito, ergo sum

Hace mucho tiempo, yo tenía un blog...

Parece el inicio de Memorias de África, pero en realidad es una excusa para superar mi perenne crisis de la hoja en blanco. Algo a erradicar, ya que mi trabajo es escribir, pero lo cierto es que me pasa desde siempre. Una vez que empiezo a escribir, todo empieza a fluir, pero hasta que se cómo empezar a contar algo, el cursor parpadea incesantemente sobre el fondo del procesador de textos un buen rato.

Decía que yo ya escribía un blog hace como tres años, pero me pasé a la comodidad del fotolog, paraíso del moderneo y que no exige tener que escribir prácticamente nada. Es más, soy de los que piensa que cuanto menos texto acompañe a una foto, mejor. Y en esa languidez tan de gafapasta, me pasé los últimos tres años.

Sin embargo, yo siempre he sido un contador de historias, un opinador nato de casi todo y precisamente era esa falta de poder explayarme lo que me rondaba la cabeza desde hace tiempo hasta decidirme a retomar la idea de tener un espacio en el que poder opinar abiertamente acerca de cine, de música y de todo lo que se me pase por la cabeza. Hablar de cosas universales y, a la vez, chafardear de mi vida y de la de los que me rodean, como Capote en su Côte Basque, sin autocensurarme, aunque me pueda costar alguna crítica en los comentarios y mil y una más a mis espaldas.

Ya lo sé, me ha quedado un inicio bastante mediocre, pero me basta para conseguir que el cursor dejara de parpadear y, además, me asegura que casi cualquier entrada futura sea mejor. Poco a poco, iré poniendo fotos, vídeos e incluso podcasts, en cuanto le vaya cogiendo el tranquillo a esto.

A los que habéis llegado hasta aquí, daros las gracias por la visita y espero teneros como visitantes asíduos o esporádicos en esta nueva aventura.